Ayer vimos en el último programa de esta temporada de Salvados una entrevista a la alcaldesa de Torrelodones; ayuntamiento que está dirigido por una lista independiente y formada en su mayor parte por ciudadanos sin filiación política. Esta entrevista dejó claro que la gestión local sin directrices de partidos tiene beneficios intrínsecos para las arcas públicas locales por ahorro en costes innecesarios y pone de manifiesto también cómo un buen equipo gestor puede mejorar sustancialmente la prestación de servicios públicos desde un Ayuntamiento.
El tema no es baladí en absoluto, dado que los ayuntamientos gestionan el 15% del gasto público y son el primer punto de atención ciudadana para resolver el día a día de nuestro entorno. Está claro que hace falta una reforma en la administración local y esta reforma debería incluir al menos los siguientes puntos:
- Planes de fusión de municipios, compartir servicios públicos por criterios de proximidad, eficiencia en costes y eliminación de duplicidades.
- Creación de la figura de los gestores locales. Un ayuntamiento requiere una gestión independiente de siglas políticas. Estoy de acuerdo que debe existir la representación ciudadana y la democracia para la elección de la figura del alcalde; pero las cuentas públicas, la ejecución de acuerdos, el control del personal contratado en los ayuntamientos, requiere la figura de un gestor; no de un político.
Véase por ejemplo la tabla que acompaña al post y la titulación de los concejales y alcaldes. Tan solo un 26% y 23% de los alcaldes y concejales respectivamente tiene titulación universitaria o superior, frente un 30% y 26% de alcaldes y concejales que tienen como máximo estudios primarios. Lógicamente, esta situación debe cambiar a corto plazo.
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