El agua potable es un gran problema en todas partes y no se le da la debida importancia. Debemos concienciarnos de que se trata de un bien valioso, y por tanto no derrocharla. Pero tampoco nos debemos olvidar de no contaminarla más de lo imprescindible, y más teniendo en cuenta la peligrosidad de los productos que vertemos por los desagües.
Y es que al final todo lo que tiramos, aunque lo dejemos de ver va a parar alguna parte, y la naturaleza se debe de encargar de digerirlo. Al ritmo que continuamos actualmente, apenas le damos tiempo a la naturaleza de degradarlo y se terminan con los bosques y los ríos hechos un asco. Eso es lo que aparece en el último informe de Greenpeace.
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