Sacado de Tinta Digital:
Se ha hablado estos días, sin mucho detalle, de la subida encubierta de impuestos que el Gobierno ha introducido en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2009 al no deflactar la tarifa del IRPF. El PP lo ha criticado con la boca pequeña, primero porque el Gobierno de Aznar también lo hacía, y segundo, porque casi nadie ha entendido qué demonios es eso de no deflactar la tarifa.
Lo mejor es explicarlo con un ejemplo: el Impuesto sobre la Renta (IRPF) tiene una tarifa o tabla en la que se refleja que cuanto más ingresos tiene uno, más porcentaje de su renta debe pagar a Hacienda. Es lo que se denomina un impuesto progresivo.
Si tu renta el año pasado (lo que ganaste menos las deducciones habituales) fue de 19.000 euros brutos, Hacienda se llevó un 24% de los primeros 17.360 euros (4.166 euros) y un 28% del resto (ver tabla). Es decir, 4.625 euros, aunque luego vienen las desgravaciones y siempre es menos, pero lo dejaremos ahí por simplificar. Como se ve, el porcentaje a pagar crece en función de los ingresos hasta el 43% para los que ganaron más de 53.000 euros.
Generalmente, cada enero nos suben el sueldo el equivalente a la inflación del año anterior, pero es una subida nominal, no real, porque nuestro poder adquisitivo es el mismo. Por ello, los gobiernos deflactan cada año la tarifa del IRPF, es decir, suben los ingresos fijados en la tabla el equivalente a la inflación, porque si no, a todo el mundo le tocaría pagar más. Si al que ganó 19.000 le han subido el sueldo un 4%, ahora tiene una renta de 19.760 euros brutos. Con la misma tarifa sin deflactar, le tocaría pagar a Hacienda 4.838 euros, 213 más que el año anterior, cuando su poder adquisitivo es el mismo.
Como esto es difícil de explicar y de rebatir, el Gobierno de José María Aznar ingenió un truco por el que bajaba el IRPF cada tres o cuatro años a bombo y platillo, pero nunca actualizaba la tarifa, de manera que siempre estaba subiendo el impuesto de forma encubierta. De ahí la paradoja de que a un gobierno que decía bajar impuestos le saliera una presión fiscal creciente.
En aquella época, el PSOE intentaba denunciar el truco de los ministros Rato y Montoro e incluso Rodríguez Zapatero prometió en su campaña de 2004 que si ganaba las elecciones volvería a deflactar la tarifa. Una promesa incomprensible por la que probablemente no obtuvo ni un solo voto, pero que cumplió, aunque a medias, ya que la actualización se limitaba al 2% de inflación prevista, cuando el alza de los precios era siempre mayor. Ahora anuncia Solbes que no actualizará la tarifa, incumpliendo así la promesa electoral de Zapatero y, lo que es peor, vaciando un poco más nuestros bolsillos.