30 de septiembre de 2010

¿Por qué Google, IBM, Adobe, Oracle y Nokia denuncian ACTA?

Encontrado en El Blog de Enrique Dans:

¿Que lleva a empresas tecnológicas tan dispares como Google, IBM, Adobe, Oracle, Nokia, Opera y varias más a denunciar el Anti-Counterfeiting Trade Agreement, conocido como ACTA? Un análisis de las razones esgrimidas nos llevan de manera rápida a entender lo que realmente se esconde detrás de este siniestro tratado, sin duda el intento más directo vivido hasta el momento de ahogar el desarrollo futuro de la red como vehículo de innovación y de consagrar las inadaptadas leyes de propiedad intelectual de cara al futuro como si estuviesen escritas en piedra.

En primer lugar, ACTA es una manera de meter en el mismo saco cosas enormemente dispares y no relacionadas, un caballo de Troya que, bajo la apariencia de querer proteger el comercio internacional y evitar las falsificaciones de artículos, contiene auténticas barbaridades que nada tienen que ver con ese tema, que han sido negociadas con una total y absoluta falta de transparencia, y que únicamente favorecen a determinados y muy concretos intereses económicos.

ACTA extiende por omisión el modelo de patentes de software norteamericano a todo el mundo, provocando problemas para los desarrolladores de software y dando a las grandes empresas posibilidades de ahogar de facto la innovación. Además, ACTA bloquea en gran medida el desarrollo de medicamentos genéricos, dejando a una parte importante de la humanidad sin acceso a la medicinas que pueden salvarlos, aliviar sus problemas o mejorar significativamente su calidad de vida. Por si fuera poco, en una asociación de ideas ya completamente inverosímil, ACTA convierte a los prestadores de servicios de conectividad en una auténtica “policía del copyright”, que vigila y denuncia a sus usuarios violando derechos fundamentales como el secreto de las telecomunicaciones, con el único fin de proteger el negocio de los intermediarios del copyright.

ACTA es, por su concepción y redacción, una auténtica aberración liberticida, la mayor amenaza de cara al futuro que el buen uso de la tecnología nos podría proponer. Que las empresas tecnológicas se opongan a ACTA es algo absolutamente lógico: contrariamente a la indiferencia generalizada de muchos ciudadanos, estas empresas se han tomado el tiempo de examinar cuidadosamente ACTA y de proyectar sus consecuencias de cara al futuro, y la visión de ese futuro les ha parecido aterradora. Si quieres firmar en contra de ACTA, puedes hacerlo en esta página, que lleva ya recogidos más de setenta y cinco mil apoyos. Dada la actitud antidemocrática de sus proponentes y negociadores, nada garantiza que vaya a servir de algo, pero al menos habrás dejado patente tu oposición y disconformidad.

28 de septiembre de 2010

27 de septiembre de 2010

Aquí no ha pasado nada, sigan pendientes de la actualidad.

Si no quieres que un hombre se sienta políticamente desgraciado, no le enseñes dos aspectos de una misma cuestión, para preocuparle; enseñale sólo uno. O, mejor aún, no le des ninguno. Haz que olvide que existe una cosa llamada guerra. Si el Gobierno es poco eficiente, excesivamente intelectual o aficionado a aumentar los impuestos, mejor es que sea todo eso que no que la gente se preocupe por ello. Tranquilidad, Montag. Dale a la gente concursos que puedan ganar recordando la letra de las canciones más populares, o los nombres de las capitales de Estado o cuánto maiz produjo Iowa el año pasado. Atibórralo de datos no combustibles, lánzales encima tantos “hechos” que se sientan abrumados, pero totalmente al día en cuanto a información. Entonces, tendran la sensación de que piensan, tendrán la impresión de que se mueven sin moverse. Y serán felices, porque los hechos de esta naturaleza no cambian. No les des ninguna materia delicada como Filosofía o Sociología para que empiecen a atar cabos. Por ese camino se encuentra la melancolía. Cualquier hombre que pueda desmontar un mural de televisión y volver a armarlo luego, y, en la actualidad, la mayoría de los hombres pueden hacerlo, es más feliz que cualquier otro que trate de medir, calibrar y sopesar el Universo, que no puede ser medido ni sopesado sin que un hombre se sienta bestial y solitario. Lo sé, lo he intentado. ¡Al diablo con ello! Así, pues, adelante con los clubs y las fiestas, los acróbatas y los prestidigitadores, los coches a reacción, las bicicletas, helicópteros, el sexo y las drogas, más de todo lo que esté relacionado con los reflejos automáticos. Si el drama es malo, si la película no dice nada, si la comedia carece de sentido, dame una inyección de teramina. Me parecerá que reacciono con la obra, cuando sólo se trata de una reacción táctil a las vibraciones. Pero no me importa, Prefiero un entretenimiento completo.

Ray Bradbury, Fahrenheit 451.

23 de septiembre de 2010

Enmiendas a la "Ley Sinde"

Encontrado en ElMundo.es por Carlos Sánchez Almeida:

La lectura de las enmiendas a la totalidad presentadas por los distintos grupos parlamentarios a la Ley de Economía Sostenible provoca un sentimiento de absoluta desolación. Y ello por cuanto las únicas críticas fundamentadas al proyecto gubernamental de establecer un procedimiento judicial privilegiado en favor de los titulares de derechos de propiedad intelectual, vienen de dos partidos con exigua representación parlamentaria: Unión Progreso y Democracia y el Bloque Nacionalista Gallego. En total, 3 diputados, lo que no llega ni a la centésima parte del Parlamento.

El Partido Popular, teórica alternativa de Gobierno, ha presentado una enmienda a la totalidad en la que se limita a indicar que la propuesta del Gobierno es insuficiente para proteger la Propiedad Intelectual, al no abordarse una reforma integral de su legislación específica. Pero el PP, a diferencia de lo que sí hacen UPD y BNG, no cuestiona de forma directa el cierre administrativo de webs que propugna el proyecto gubernamental.

Poco se puede esperar, en consecuencia, del debate de las enmiendas a la totalidad. La Ley Sinde ha sido camuflada expresamente dentro de un ladrillo, con la clara intención de que el posterior debate de las enmiendas parciales pase sin pena ni gloria. Pero es bueno saber la posición de unos y otros, y su grado de compromiso con los derechos y libertades fundamentales, para que así los ciudadanos digitales podamos decidir en conciencia nuestro voto para las próximas citas electorales.

El modelo productivo post-industrial está por inventar, y no vendrá de la mano de una generación de políticos que ha perdido el tren de la historia: Internet es la gran ausente, tanto del proyecto de ley como de las enmiendas a la totalidad. No saben qué hacer con ella: no tienen ni idea de la inmensa riqueza que puede generar, de la inmensa cantidad de puestos de trabajo que podrían crearse si se apostase por una descentralización absoluta del modelo productivo, una descentralización que sólo puede estar basada en la Red. Sólo saben que les da miedo, porque el triunfo de la Red conlleva la desaparición de su privilegiada posición de intermediarios entre los ciudadanos y el verdadero poder económico.

Las elecciones más cercanas serán en Cataluña. Personalmente soy muy escéptico: hace muy pocos días he podido leer en la versión Kindle de este periódico que más de 5.000 empresas representativas han cerrado en Cataluña: "La estela de Philips ha sido seguida por Samsung, Panasonic, Pirelli, Braun o Sony, con tensos capítulos como el de Seat o el que se cierne sobre Nissan. Cataluña suma 6.508 ERE en tres años, el triple que la comunidad madrileña y más del doble que la andaluza. Y, con casi 1.500 quiebras anuales, acapara uno de cada cuatro procesos concursales del país."

Ya me gustaría que los ciudadanos catalanes, en noviembre, hiciesen un ejercicio colectivo de lucidez como el que un día fabuló Saramago, y llenasen las urnas de papeletas en blanco. Que los partidos que se han ido turnando en el poder en los últimos treinta años perdiesen de una vez todo crédito político, y se apostase por nuevas ideas, nuevas personas y nuevos proyectos. Pero todo está aún por construir: mientras los ciudadanos no asumamos que la política del siglo XXI exige un compromiso personal, y que los intermediarios son tan inútiles en el Parlamento como en la industria cultural, seguiremos siendo rehenes de la mediocridad que nos gobierna.

Tengo que pensarme muy bien a quién voto, si es que voto. Pero si finalmente lo hago, y no lo hago en blanco, sólo tengo clara una cosa: será a un partido que aún no haya chupado del bote.

22 de septiembre de 2010

Los culpables de la crisis

Encontrado en Escolar.net, un comentario de Darth:

Es espectacular el modo en que, en tiempos de crisis, “los de arriba” (políticos, banqueros, empresarios, poderes mediáticos, lo que sea) se las apañan para librarse de las iras de “los de abajo” haciendo que éstos se enfrenten entre ellos. El caso es que los que de verdad tienen poder y responsabilidad y capacidad para arreglar las cosas siempre consiguen escurrir el bulto: “la culpa de este sistema tan injusto y no es nuestra, es de los putos [insertar aquí un colectivo de pringaos a los que culpar de todo], a por ellos”.

¿Que no? Sólo en este año de 2010 ya lo hemos visto en varias fases, no hay más que revisar las hemerotecas: hace unos meses la bicha eran los funcionarios (léase con voz lúgubre). Los funcionarios, en su amplia mayoría mileuristas puteados, eran culpados de ser demasiados, de ser unos privilegiados, de ganar mucho, de no currar nada, de ser los culpables de lo mal que va todo… esa opinión, azuzada por ciertos políticos y la derecha mediática, sirvió para instalar en el público la idea de que la solución a todos los males pasa por cepillarse a los funcionarios.

Pasada la fase de los funcionarios y el verano, el objetivo del siguiente “progromo” fueron los sindicalistas: que si vagos, que si aprovechados, que si lastre para el país… de nuevo la derecha mediática y política consiguió crear el estado de opinión según el cual todo se arreglará dándoles pa’l pelo a los sindicalistas… o mejor aún (para los que promueven estas campañas): cargándose los sindicatos. El pim-pam-pum antisindical de las últimas semanas ha sido de órdago, y la masa borreguil de tertulianos de barra de bar se ha apuntado con entusiasmo: “hostia, que tenemos nuevo chivo expiatorio, a saco a por él”.

Pero como lo de los sindicalistas perderá actualidad después del día 29, pase lo que pase, ya se está preparando la nueva cabeza de turco de los males sociales: los inmigrantes. Lo cierto es que han tardado en sacarlos al disparadero (bueno, son un colectivo al que se puede convertir en chivo expiatorio varias veces si hace falta, así que aún les queda recorrido), pero ya tenemos otro “gran culpable” para que las masas despedacen mientras los que tienen la sartén por el mango respiran aliviados y se guiñan el ojo: “menos mal que tirándoles un huesico se calman”.

Al final, de una manera u otra, con la campaña de politicastro de turno y el altavoz de las vuvucelas mediáticas, el resultado es que nosotros los pringaos acabamos enfrentándonos entre nosotros mientras “los de arriba” se mantienen incólumes. Funcionarios, sindicalistas, inmigrantes y demás currantes y parados desperdiciamos nuestras iras culpándonos unos a otros, cayendo en la trampa que nos tienden: “ése es un privilegiado de la hostia”, “ése viene de fuera a quitarte el trabajo”, “tú no tienes que ver con ellos, que tú eres de clase media, que tienes DVD y móvil táctil”… ésos son los mensajes que llegan para enfrentar y dividir a los trabajadores.

Con ello los estamentos poderosos político-económico-mediáticos no sólo mantienen el descontento social a raya, sino que así pueden colar de rondón sus “soluciones” (los chivos expiatorios suelen ser cuidadosamente escogidos): “abajo los funcionarios, vamos a privatizar”, “abajo los sindicalistas, carguémonos la negociación colectiva y los derechos laborales”, “abajo los inmigrantes, vamos a policializar”. Lo de Niemöller falsamente atribuido a Brecht está muy manido, pero aquí se podría aplicar: “primero vinieron a por los funcionarios… después vinieron a por los sindicalistas… después vinieron a por los inmigrantes…”

Y mientras sigamos lanzándonos contra los huesecillos que nos tiran, en vez de ir a por el solomillo que guardan bien escondido, esto no va a ir a ninguna parte, y estaremos condenados a dar vueltas sin salir de la mierda, y generando más odio, más resentimiento y más injusticia.